Un préstamo personal es un contrato por el que la entidad
financiera adelanta una cantidad de dinero (principal) a otra persona
llamada prestatario, con la obligación de que devuelva el principal y abone
además unos intereses pactados y los gastos derivados de la operación.
Las entidades de crédito ofertan infinidad de préstamos personales,
también llamados préstamos de consumo, con distintos nombres comerciales
(préstamos coche, créditos vacaciones, préstamos bodas…), pero con unas
pequeñas variaciones todos son prácticamente lo mismo.
Características
Para comparar la gran oferta de préstamos de
consumo en el mercado hay que considerar:
Tipo de interés.
Comisiones de apertura y cancelación (total
o parcial).
Otros gastos.
Plazo de amortización (el tiempo para
devolver el dinero prestado).
Importe de la cuota mensual (vendrá
determinado por la TAE y el plazo).
Tipo de interés
El tipo de interés es el precio que la entidad financiera le cobrará por
prestarle el dinero que solicita. Antes de decidirse, compare distintas
ofertas, pero no se fije sólo en el tipo de interés nominal, sino en la TAE,
(más certera si examina préstamos con un mismo plazo de amortización). La TAE
es un cálculo, un tanto complejo, que incluye el tipo de interés nominal y las
comisiones que puedan aplicarle a su préstamo, teniendo en cuenta el plazo de
la operación. Es un indicador mucho más fiable del coste real del préstamo.
Algunos préstamos pueden tener un tipo de interés nominal bajo, pero
muchas comisiones por otros conceptos (apertura, cancelación, amortización
parcial, estudio…). Si sumamos todos los conceptos, podemos descubrir que un
préstamo al 3% de interés nominal nos sale más caro que otro al 5%, pero con
menos comisiones, por ejemplo.
Garantía
El que contrata un préstamo personal ofrece como garantía todos
sus bienes, presentes y futuros.
Los préstamos personales se diferencian de los préstamos
hipotecarios por la garantía que tiene la entidad de crédito en caso de
producirse un impago. El que contrata un préstamo personal ofrece como
garantía todos sus bienes, presentes y futuros que, según el caso, pueden ser
muchos o pocos. El titular de un préstamo hipotecario ofrece, además de la
garantía personal, el propio bien inmueble hipotecado, que pasará a ser
propiedad del banco en caso de impago.
Como consecuencia de este mayor riesgo por parte de los bancos y cajas,
los préstamos personales suelen tener un tipo de interés más alto y un
plazo de amortización más corto que los hipotecarios. Es decir, resultan más
caros y disponemos de menos tiempo para devolverlos. El importe prestado
también es mucho menor de lo que se puede recibir en un préstamo hipotecario.
De todas formas, los clientes con saldos elevados en cuentas de la misma
entidad y casas y otros bienes en propiedad, tendrán más posibilidad de
conseguir préstamos con condiciones más favorables que aquellos sin mucho
patrimonio neto.
Requisitos
Antes de concederle un préstamo, la entidad de crédito realizará
un estudio de viabilidad para valorar su capacidad de pago. Este estudio es
parecido a la elaboración de su presupuesto personal. Contempla sobre todo sus
ingresos mensuales y sus compromisos de pago como otras deudas pendientes,
incluyendo saldos de las tarjetas de crédito, para estimar si va a poder pagar
las cuotas mensuales del préstamo sin dificultades. El banco también valorará
su patrimonio (inmuebles, inversiones, otras cuentas bancarias, etc.),
que sirve de garantía.
Formalización
Un préstamo personal tiene que ir asociada una libreta o cuenta
corriente operativa a nombre de los prestatarios. Es decir, tendrá que tener
abierta una cuenta a la vista en la que se abonará el importe del préstamo y se
cobrará el pago de las cuotas mensuales.
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