Una situación típica hoy día es
la de encontrarse en la necesidad de solicitar algún préstamo monetario. Ya sea por un asunto intrínseco a la propia
economía, o bien sea porque nuestras sociedades han desarrollado nuevos ritmos,
más acelerados, que las llevan a comportarse de este modo, expandiendo sus
potencialidades lucrativas.
En cualquier caso, es innegable
que existe un choque entre modelos institucionales que podríamos llamar
“tradicionales”, y otras figuras de carácter más bien alternativo que se han
amoldado a la demanda actual.
Conseguir préstamos de manera rápida y confiable sin aval
Uno de los factores que ha
motorizado estos cambios es, sin duda, la cada vez más cercana llegada a la
adultez de las nuevas generaciones, socializadas en el contexto de los avances
tecnológicos y la expansión de una globalidad en red, especialmente, a través
del internet. Estos jóvenes manejan otra serie de códigos, tienen otro tipo de
expectativas y están mucho menos dispuestos en comparación a sus ascendientes a
tolerar el más mínimo de los atropellos, por ejemplo, un retraso innecesario en
sus agendas.
Pensemos que se trata de personas
que han sido estimuladas de manera realmente distinta que las generaciones
anteriores, y que esto obviamente iba a traer consigo algún tipo de impacto,
cambios paradigmáticos. Ahora imaginemos a esta nueva generación de adultos
interactuando en el marco de las finanzas, viéndose en la premura de solicitar
un préstamo sin aval, y daremos de
frente con la realidad de unas instituciones bancarias en franca crisis
comercial.
Las crisis son oportunidades para
explorar espacios que están fuera de nuestra zona de confort. Las generaciones
anteriores solían ser aprehensivas al momento de pedir préstamos a particulares
mientras que hoy día, en esta fase avanzada de la financiarización de la
economía, y con todas las ventajas que ofrece la internet, es posible incluso
pedir préstamos de dinero sin aval de manera segura y confiable.
Esta alternativa -un préstamo de dinero sin aval- es
realmente eficaz en cuanto que no le quita casi tiempo al solicitante, además
le reserva cierto grado de anonimato o cuando menos, de privacidad (por
ejemplo, no tendrá que dar detalles pormenorizados de cuál será el uso
destinado al préstamo requerido), y resulta mucho más amigable para personas
que no son empleadas de alguna empresa, sino que trabajan de manera
independiente.
Quizá sea pertinente recordar que
burocracia no es sinónimo de legalidad. De hecho, muchas veces el exceso de
burocratismo acarrea consigo bastantes consecuencias desestimables. Los
préstamos que no requieren aval generalmente ocurren entre particulares y al no
depender de una mediación bancaria, la relación financiera es directa y franca.
Así mismo, es bueno mencionar que
un préstamo de dinero sin aval amerita un contrato legal entre las partes
implicadas, si bien se trata de una instancia paralela, esta es igualmente de
carácter formal. El plazo y las cuotas de amortización son fijadas de mutuo
acuerdo entre las partes, de manera que no tendría por qué fallar lo convenido.
Siguiendo estos fundamentos, solicitar un préstamo de dinero no debería suponer
un dolor de cabeza sino, precisamente, el desahogo que procura ser.
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